Foto: Milton Ramírez, MinCultura - @fotomilton |
Se
lanzan nuevas historias escritas por presos en cárceles colombianas
El libro 'Fugas de tinta 7', que recopila crónicas, cuentos, poemas y
testimonios escritos por más de 50 internos de 15 cárceles del país
participantes del programa ‘Libertad bajo palabra’, se lanzó en Cali, Jamundí,
Pereira y Bogotá.
La
séptima versión del libro Fugas de tinta 7, coedición del Ministerio de
Cultura y el Taller de Edición Rocca, recopila una muestra del trabajo
realizado el año pasado por más de 50 internos participantes en los talleres
del programa ‘Libertad bajo palabra’, inscrito dentro de la Red de Escritura Creativa
– RELATA–, que apoya el Ministerio de Cultura.
Crónicas,
cuentos, poemas y testimonios hacen parte de esta publicación que cuenta con un
mayor número de poemas que en años anteriores pero que, al igual que en las
seis versiones previas, aborda especialmente las temáticas de la propia
reclusión y de las historias de vida de cada recluso, relacionadas en su
mayoría, con infancias trágicas y violentas. Títulos como ‘Historia de un
asesinato a plena luz el día’, ‘Los golpes de la vida’, ‘Mi confesión’, ‘La
carta que nunca envié’, ‘Pidiéndole perdón a mi madre’, ‘Breve historia de
amor’, entre otros, hacen parte de la publicación.
Fugas
de tinta 7 cuenta con una selección de relatos y poemas escritos en los
talleres de las cárceles de Arauca, Barranquilla, Bogotá, Bucaramanga, Calarcá,
Cúcuta, Jamundí, Medellín, Neiva, Pereira, Sincelejo y Tuluá, que resultan ser,
en palabras de José Zuleta, coordinador del programa ‘Libertad bajo palabra’,
“un reflejo de los múltiples problemas que vive nuestra sociedad”.
‘Libertad
bajo palabra’ tuvo sus inicios hace ocho años con un programa piloto que se
adelantó en las cárceles de Cali, a partir del cual el Ministerio de Cultura
decidió suscribir un convenio con el INPEC, para realizar seis talleres en
diferentes centros de reclusión, a los que hasta la fecha se han sumado otras 9
instituciones carcelarias en todo el país. Así, hoy en día se cuenta con 21
talleres que han producido siete libros publicados con textos de más de 400
internos.
Pero
además de fomentar la escritura en los reclusos, el programa promueve la
lectura como parte del Plan Nacional de Lectura y Escritura ‘Leer es mi
cuento’, que busca aumentar los índices de lectura en el país. Todas las
instituciones en las que se realiza ‘Libertad bajo palabra’ cuentan con una
biblioteca que les permite a los talleristas proponer lecturas, trabajar para
conseguir donaciones y mejorar la calidad de la literatura que se ofrece en
estas bibliotecas a los internos.
Zuleta
reconoce que con los años se han aprendido a hacer mejor las convocatorias a
los talleres, seleccionar a los integrantes, y el tipo de lecturas que puedan
ser importantes para ellos, con el fin de ayudarlos a que se conviertan en
nuevos lectores, puesto que se trata de personas que en muchos casos han tenido
dificultades hasta para terminar su educación básica primaria.
“Nuestra
misión también es formar lectores. Por eso hemos seleccionado obras literarias
producidas en cárceles por muy buenos escritores, hasta que ya ellos mismos
comienzan a pedir sus propios libros. De hecho, los libros que ellos escriben
son muy leídos entre la comunidad de internos, en la medida que hay un deseo
por saber lo que ocurre en otras cárceles”, explica Zuleta.
Los
participantes del programa cuentan que los talleres les permiten sobrellevar su
reclusión y conectarse con la lectura. “Cuando descubrí la literatura supe que
podía aguantar esta tragedia. La biblioteca y los libros, leer y escribir, son
la mejor manera de no estar aquí, la manera que tengo de ser libre aquí
adentro”, afirma una de las internas que hace parte del programa.
A
su vez, Olga Marina Murcia, quien se encuentra en reclusión domiciliaria,
afirma que estos textos demuestran que “las personas en la cárcel no son lo que
todo el mundo se imagina. Son seres con grandes cualidades. Hoy es el primer
día que salgo a la calle, después de un año de estar en detención domiciliaria.
Estuve tres años en un centro penitenciario. La experiencia de Libertad
Bajo Palabra, es lo mejor que uno puede tener en una cárcel. Es un espacio de
libertad. Entiendes por qué llegaste allá, cuáles son tus errores. Descubres
que la cárcel la llevas tú en la mente", agrega.
Camilo
Igua, uno de los talleristas del programa señaló que la cárcel es una
experiencia extraña para quienes estan afuera. Escuchar a las
reclusas leer en vos alta es un ejercicio esencial. A pesar de que
tienen tiempo en la cárcel, estas mujeres suelen contar con un vértigo
impresionante en sus textos, acción tras acción. En el fondo es por
la urgencia de narrar. Son mujeres que nunca han sido escuchadas. Ellas hablan
de la indigencia, del abandono, del dolor; nos hacen un
relato de ese país que no ha sido contado".
Zuleta,
además, considera que los textos publicados en la serie Fugas de Tinta son un
documento valioso sobre Colombia, que debería ser leído por académicos,
sociólogos y antropólogos, junto con todas aquellas personas interesadas en los
diversos problemas sociales de nuestro país y por los colombianos en general,
“pues en ellos se puede ver la realidad, la verdadera vida, sus sombras y sus
múltiples orígenes. Son una manera de conocer otra realidad y apreciar la
libertad”, concluye el coordinador de ‘Libertad bajo palabra’.
La
séptima edición de Fugas de Tinta se lanzó en la Biblioteca Pública Municipal
Centenario de Cali el 10 de octubre, en la Reclusión de Mujeres El Buen Pastor
de Jamundí el 13 de octubre, en la Biblioteca Banco de la República de Pereira
el 23 de octubre y en la Biblioteca Nacional de Colombia en Bogotá el 18 de
noviembre.
El
libro Fugas de Tinta 7 se puede conseguir en Bogotá en las librerías
Babel, Casatomada, Wilborada, Lerner Centro, Lerner Norte, Fondo de Cultura
Economía y en Chía en la librería Garabato.