LA CULTURA EN IBAGUÉ



Por Alirio Urrego Mesa
Retomado del El Tiempo, 30 de diciembre de 2004


Ser ciudadano del común le permite a uno disfrutar de las distintas manifestaciones del arte y la cultura que a diario transcurren en nuestra ciudad. El museo del Arte en el barrio Belén nos deleita con sus exposiciones, al igual que la biblioteca Soledad Rengifo. En el banco de la República se suceden exposiciones de pintura, conferencias como el ciclo de Ciudadanos del Mundo en Ibagué, bajo la dirección de Agustín Angarita, amén de conciertos musicales y demás actividades que Benhur Sánchez nos ofrecen a diario.


Otro tanto puede decirse del Conservatorio de Música que bajo la dirección de Luz Alba Beltrán nos ofrece conciertos quincenales con su flamante director Felipe Aguirre y su orquesta sinfónica, fuera de que con el auspicio de la alcaldía lleva su música a diferentes barrios en un gran esfuerzo por llevar la cultura a los sectores populares.

Sin embargo, la concepción neoliberal del estado colombiano en su conjunto tiende no sólo a su achicamiento mediante las privatizaciones, el recorte de personal, sino que la cultura ocupa un espacio cada vez más precario en los planes de desarrollo; es deprimente ver las gobernaciones y las alcaldías en situaciones calamitosas para atender sus funciones y de manera especial la actividad cultural y deportiva, y peor aún si se trata de investigación y creación artística, pues nuestros artistas son simples mendigos, pese a su ingenio y creatividad.

En la Universidad del Tolima para citar un solo ejemplo se viene implementando una política consistente en buscar en el sector privado la financiación de sus actividades culturales, en una imitación del modelo neoliberal que impera en las políticas estatales. De un presupuesto de 30 mil millones anuales sólo se asignan 50 millones y la tendencia es a que su financiación se logre por aportes del sector privado que tampoco tiene mucha conciencia de ello. La cultura y el deporte son tareas que debe asumir fundamentalmente el estado y sería oportuno que en el caso de nuestra Alma Mater sus directivas abandonaran esta concepción y se dedicaran a la tarea de asumir cabalmente el acontecer cultural y deportivo de nuestro primer centro educativo del departamento.